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viernes, 31 de julio de 2015

Vinihilismos I: Sergio Alvarez





Por lo menos tres aspectos del temperamento de Sergio Alvarez, (47), quedan en evidencia en cuanto se lo conoce personalmente. En primer lugar, la distancia que elige establecer. Acaso la necesaria para hacer su propia lectura del espacio que va a compartir con su interlocutor. En segundo, su inteligencia, que se percibe a poco que se conversa con él. Finalmente, su sentido de la ironía. A su humor de músico lo acompaña un marcado blend con sabor a tuiter: “A los fabricantes de procesadores nacionales les pregunto ¿Para cuándo el delay Umberto Eco? Puedo colaborar con el diseño de las prestaciones”, “Más marketing gratuito para la industria nacional: Fabricar una reverberancia solo para hinchas de Boca, un nicho bien grande. Nombre: RiverB.”, “Toda felicidad es religiosa”. "Los guitarristas también piensan". O “Acá estoy, trabajando en mis memorias” se lee, en este último caso junto con una foto de un puñado de memorias flash -de esas de las cámaras-,  en su muro de la red social Facebook.


Por todo lo demás, puede afirmarse que la acidez de su humor -en rigor, nada de lo mencionado antes- le impide mostrarse sumamente empático.

Está casado con Mariana Bianchini, con quien tiene dos hijos de 18 y 11 años. Además de un matrimonio, la dupla Bianchini - Álvarez conforma el núcleo de Panza, una banda de rock argentina formada en 1998 que combina influencias avant garde y punk, con un fuerte toque pop. Sergio es el guitarrista, y Mariana, la lead vocal. Con el bajista Franco Barroso (reemplazo de  Martin Delahaye y Javier Gonzáles, sucesivamente), llevan editados tres discos de estudio, un EP y un disco de versiones: Sonrisas de Plastilina, de 2000, El Marajá de San Telmo (EP), de 2002, Infanticidio, de 2003, Nada es Rosa, de 2005, Pequeños Fracasos v. 2.0, de 2007, y La madre de todos los picantes, de 2010.




La charla tiene lugar en un altillo contiguo a la terraza de un viejo caserón de la calle Gorriti en pleno barrio Palermo, en el que dicta clases particulares. La propiedad sobrevive entre un hotel boutique y un bistró. “Es un milagro que todo esto se haya salvado del golpe de la construcción de la zona. Se ve que los dueños se resistieron a vender”, dice, mientras abre la puerta del pequeño cuarto devenido en estudio.

El ambiente no decepciona. A ambos lados de la ventana, sendas Fender Stratocaster, una azul, otra negra. Un amplificador Marshall al medio. Una silla y un banco enfrentados. Y contra una de las paredes, la colección completa de la revista “Guitar Player”.

Sabe que la nota no abarcará a la banda, ni a él como guitarrista.

¿Cuál fue tu primer encuentro emocionalmente significativo con un vinilo?

Recuerdo que fue con un disco de Deep Purple que no sé cómo llegó a casa, -supongo que lo trajo mi padre-, cuyo nombre se tradujo en castellano como “Quiénes nos creemos que somos”. Todos los temas estaban traducidos: “Murciélago triste”, “Las mujer de Tokio”. (N. de la R. Se refiere a Who Do We Think We Are, el séptimo álbum de estudio de la británica Deep Purple, de 1973 y a las canciones que abren el lado A y B, respectivamente: "Woman from Tokyo" y "Rat Bat Blue"). Tenía la policromía descentrada. Era nacional.




Retrocede ante la pregunta y dice que el recuerdo más antiguo es de un disco llamado “Los pollitos Pío” -no evita reírse- y refuerza su comentario cuando agrega “Está muy de moda ahora”.

El silencio deja lugar a la duda sobre la verosimilitud de su acotación, y espacio para la siguiente pregunta.

¿Algún otro recuerdo infantil?

Recuerdo el vinilo de la Pantera Rosa, que era -pone cara de razonar-, rosa.













Cómodamente instalado en la infancia, remite seguidamente a un disco de Pipo Pescador que incluía una canción llamada “Abajo la sopa, arriba la libertad” y que, cuenta, fue su primera aproximación a una canción de protesta. “Era más declamativo de lo que muchos suponen. La letra debe andar por ahí”, asegura.

Y asegura bien.

En “Marcha de los anti sopas”, de Pipo Pescador, se lee:

“Un plato de sopa es agua de color
en donde se baña un fideo nadador.
Las mil vitaminas que están en su interior
se fueron volando con el primer hervor.
Y el pobre fideo practica natación
entre las cebollas que tienen feo olor.
No quiero la sopa y voy a protestar
aunque por la fuerza la tenga que tomar.
¡Abajo la sopa! ¡Viva la libertad!
Papá no la toma,
¡queremos la igualdad!
La sopa es antigua, del tiempo de mamá,
los chicos anti sopas la vamos a anular.
Si a alguno le gusta el caldo minestrón
que tome diez litros y se vuelva panzón.”

¿Qué vinilos había en tu casa, además de los infantiles “de protesta”?

(Sonríe)

Básicamente la discoteca en casa era de tango. Mi madre escuchaba pasodobles. De hecho deben estar esos discos en algún lugar, guardados. Si no los tiró…

¿Eran vinilos de tango clásico, o ya había discos de Stampone, Piazzolla…?

Piazzolla no. Pero Caló y Salgan, sí. Había cosas modernas, pero de Piazzolla no había nada. De Caló, todo.

¿Había algo más?

Sí. Me acuerdo de un vinilo de los “Red Hot Banjos”. Escuchaba ese disco todo el tiempo. Muy Blue Grass. (N. de la R.: sub género de música country inspirado por la música de los Apalaches con raíces en la música tradicional irlandesa, escocesa, galesa, e inglesa, posteriormente influenciada por la música afro-americana con la incorporación de elementos de jazz). Me gustaría recuperar ese vinilo. En algún momento alguien se lo llevó, se perdió, se lo robaron… Tenía todas las “arañitas”. (N. de la R.: se refiere a los “spiders”, licks que usan los músicos de instrumentos de cuerdas para ejercitar los dedos, y que, cuando se tocan, emulan en la mano izquirda la figura de una araña moviéndose por el diapasón).

Vayamos a la década de los ochenta. ¿Cuál fue el disco inaugural?

The Game, de Queen, en 1979. Yo estaba en sexto grado. Para un tipo de mi edad, en ese momento, la reflexión fue “Ah, bueno, salió Queen”. Fue un disco muy fuerte en su momento.







































El melómano y el guitarrista se confunden y Sergio Álvarez agarra su Stratocaster instintivamente y toca fragmentos de Need Your Lovin' Tonight Dragon Attack:






































¿Qué otro vinilo andaba dando vueltas?

El soundtrack de Saturday Night Fever, de Bee Gees. Tenía 10, 11 años…

¿Ya tocabas la guitarra?

Muy poco. Empecé a tocar fuerte a los 19.

¿Qué vinilo recordás de esta etapa? ¿Ya tenías tu propia colección?

Sí. En 1987 ya tenía muchos vinilos de Genesis, por ejemplo. Había comprado “The Lamb Lies Down on Broadway”, americano. Estuve como cuatro meses juntando el dinero para pagarlo.

“The Lamb Lies Down on Broadway” Genesis, de 1974.

¿Dónde comprabas? ¿Te los traían de afuera?

No. Los compraba acá, en Amigos de la Música, en la calle Florida casi Plaza San Martín. En Focus, en King Carol, en San Martín casi Corrientes. Close to the Edge, de Yes, recuerdo haberlo comprado ahí. También vinilos americanos usados, como Tales From Topographic Oceans, de Yes,  Exit... Stage Left, de Rush… Discos de Steve Hillage… Algunos no eran muy conocidos.

Close to the Edge, de Yes foto

Tales From Topographic Oceans, de Yes foto

Exit... Stage Left by Rush foto

Steve Hillage. Reseña

Sergio Álvarez cuenta que a mediados de los ochenta empezaron a aparecer vinilos hechos en Brasil. “Eran un poco más pesados que los que había en el país. No tanto como los de ahora, pero sí tenían un poco más de gramaje”, recuerda.

¿Qué otros discos se fueron agregando?

Todos los de los solistas de Genesis. Peter Gabriel, sobre todo. Trespass… importado. Un amigo me trajo de Europa Exposure y God Save the Queen/Under Heavy Manners, de Robert Fripp. Luego siguieron Selling England by a Pound, A Trick of the Tail, Abacab… Michael Jackson.




Trespass es el segundo álbum de estudio de Genesis y fue grabado y lanzado en 1970.

Exposure, de Robert Fripp, de 1979,

God Save the Queen/Under Heavy Manners  Released: January 1980

Selling England by a Pound

A Trick of the Tail

Abacab

¿Vinilos de Rock nacional?

Seru Giran, Sweater, Bang Bang y Gulp. Los vendí para financiar un viaje. Me dieron 3 mil pesos. Bien vendidos estuvieron.

¿Cómo se completa la colección?

Alguno de Bob Dylan dando vueltas por ahi, no sé por qué… Algo de Whitesnake. Powerslave de Iron Maiden. Apostrofe, y Overnight Sensation, de Zappa. 200 Motels, BBC plays Zappa. Powerslave, de Iron Maiden. Allá por 1987 un amigo se deshizo de sus discos de Free Jazz. Rosco Mitchell. La escena de Chicago. Discos rarísimos, que no tiene todo el mundo. Entre esos estaban los discos de John Coltrane, y Waterbabies de Miles Davis, de 1976.





¿Qué representan los vinilos?

Para mí nunca fueron un fetiche. Siempre que me mudé lo hice con mis vinilos y mi bandeja. Tengo épocas en las que los escucho más, otras, menos. Si estoy ocupado uso Spotify en la computadora, que me saca del apuro. Pero cuando me quiero sentar a escuchar y tomar un vino escucho en vinilo.

¿Tenés un vinilo favorito?

A Love Supreme. A ese disco vuelvo siempre.






































¿Qué bandeja tenés?

Tuve una Sansui A 505 de los ochenta, hasta hace unos años. Hoy uso una Technics SL-1301. Está entre mis planes cambiarla por una Mahrantz.



















¿Regalas vinilos?

A mis hijos les regalé una edición nueva de Powerslave al menor y a Augusto, el mayor, Zeppelin II. Y el más chico me dice que suena mucho mejor que la versión mp3. Yo le explico que es por el tema de la compresión.

¿Vinilos nuevos que hayas incorporado?

Nick Drake Five Leaves Left, cantautor, guitarrista inglés.

¿Arte de tapas que te hayan impactado?

Kim Crimson y Tester de violencia, de Spinetta. El sobre interno de Broadway de Genesis. El poster de Zeniatta Mondatta.





¿Tenés preferencias en capsulas y púas?

No realmente. Uso Shure 44. Líquido antiestático. Cepillo y franela.

¿Qué crees que pasa con los vinilos de un tiempo a esta parte? ¿Fetiche, moda, frivolidad?

Fetiche, para la gente que nunca escuchó vinilos. Para mí, no se fueron nunca. Está bueno que vuelva el formato porque hay discos que se escuchan muy bien. Aunque hay excepciones, sobre todo de 2000 para acá. Hay ciertos discos compactos que tienen mejor sonido que sus vinilos. Hay discos que si  no fueron remasterizados luego de 2005 tampoco suenan bien.

¿Qué querrías tener en vinilo?

Todo Led Zeppelín. Les podes dar volumen y no rompen.

¿Qué sellos emblemáticos recordás especialmente?

Arista, A&M, Atlantic… Columbia e Impulse en Jazz. Charisma, el sello ingles de Genesis. Virgin, Motown, EMI, RCA. A todos les tengo cariño. Me gustaba que en algunos sellos había propaganda de sus catálogos.













¿Algún recuerdo para destacar?

Sacaba los solos de guitarra bajándole la velocidad a los vinilos. El brazo hidráulico y la precisión del pick up bajaban siempre en el mismo lugar. Era imprescindible para sacar un solo.

Perfil:


Sergio Alvarez nació en 1968 en Buenos Aires. Tiene 47 años y es guitarrista desde los 19.